martes, 11 de diciembre de 2012

El río subterráneo de los Héroes del 44


Carlos Valmore Rodríguez 
En 1940, la pelota venezolana le estrechó la mano al mundo. Al año, lo conquistó. Y en 1944  el mundo vino a Venezuela para la VII serie de beisbol amateur.
Nunca antes un torneo deportivo de alcance universal se había efectuado aquí. Era la nuestra una sociedad aldeana, recién admitida en el siglo XX porque el XIX  se fue a 35 años de extrainning castrogomecista. Así que la visita de atletas forasteros, beisbolistas para colmo, conmocionó a Caracas.  Los predilectos, claro está, eran los anfitriones, varios de ellos “Héroes del 41”,  ansiosos de prorrogar la  hazaña y ser profetas en su tierra. Era el exitoso club Cervecería Caracas la casa matriz de este plantel, que se proponía  reavivar la llama de 1941, debilitada tras la derrota de 1942 y la ausencia de 1943.
Pero al principio todo era recelo.  Anidaba en el espíritu del público una confusa mezcolanza de militancia desbordada y cínico descreimiento. Entusiasmo no rima con escepticismo, ¿cierto? Pues los venezolanos amanecían frente a la taquilla para ver a la selección y la abucheaban a rabiar en sus partidos de fogueo. “Están fuera de forma”, recriminaba la feligresía. Ya entonces, y desde muy antiguo, el deporte nacional consistía en denostar de lo propio. “¿Cómo te explicas el pesimismo que reina aquí?”, le preguntó Federico Pacheco Soublette, periodista de El Nacional, al mánager de República Dominicana, Horacio Martínez. “Aberraciones del fanatismo”, ripostó el forastero. “Es un equipo formidable. Un poco fuera de forma, pero indiscutiblemente un gran ‘tim’”.  José Antonio Casanova, uno de los paladines de La Habana 1941 y ahora mánager-jugador a sus 26 abriles, se atrevió a hacer un vaticinio con copia a los hombres de poca fe: “Habrá que contar con nosotros para el pool ganador”.

Dominicana los “caribeó”
El debut de la novena diseminó la desconfianza. Venezuela mostró poca raza el 12 de octubre  en la derrota por 3-2 a manos de Panamá ante  14 mil fieles que asistieron al estadio Cerveza Caracas, uno de ellos el Presidente de la República, general Isaías Medina Angarita. Como consecuencia, Casanova hizo algunos tachones en el lineup y sentó al torpedero Rafael Olivares para inscribir como titular a Adolfredo González, con todo y su error mental que  costó el lance inaugural.
Las acciones se dispararon con la sonora felpa por 15-3 sobre Puerto Rico, aunque rápidamente volvieron a desplomarse luego de un “blanqueo”  infligido por Dominicana que propició la primera de tres grandes controversias que signaron a Venezuela 1944. Como es usual en estas  competiciones, el local juega a segunda hora (tanda vespertina), y al comenzar el último tramo Quisqueya gobernaba 2-0. El partido llegaba al poniente, y el sol caraqueño también. Los de casa, trocados en visitadores, empataron el score mientras los caribeños aplicaban operación morrocoy. Se tomaban hasta cinco minutos entre cada cambio de pitcher y, en el colmo del descaro, sacaban lanzadores sin siquiera enfrentarlos a bateadores. 35 minutos demoró esa alta del noveno. Cuando terminó, la bola no se veía. Y el “chief umpire” Teodoro Pacheco, que permitió el “filibusterismo” dominicano, anuló todo el episodio por falta de luz (aún no existía la iluminación artificial) y quedó en vigor el 2-0 reinante hasta la baja del octavo. Un episodio oscuro en todas sus acepciones. A Venezuela se le venía la noche, con dos fracasos en tres salidas.
Solo que siempre sale el Sol. Para la tropa de Casanova resplandeció a los tres días con el revolcón a Nicaragua por 10-0. El valenciano Luis “Mono” Zuloaga instauró una feroz tiranía desde el montículo. Sus tóxicas curvas abrieron las compuertas a una racha de cuatro lauros (siguieron festejos sobre Colombia, México y la todopoderosa Cuba) y así Venezuela se plantó en la próxima fase del torneo. Contra México, el zurdo carabobeño alcanzó las máximas cotas de dominio, con lechada completa de tres hits. “Nadie me pisó segunda y a los que llegaron a primera los sorprendí”,  testimonia Zuloaga a sus 92 ruedas. Que ningún mexicano desembarcó en la intermedia es un hecho certificado por los cronistas de la época. Y en ese lineup figuraba Bobby Ávila, quien en 1954 se encumbraría como el primer latinoamericano campeón bate de las Grandes Ligas.  “Para mí, enfrentarlo fue algo normal”, acota Zuloaga. “Yo tenía mi curva, que se le metía hacia el cuerpo a los bateadores”.
Venezuela siguió bateando en la ronda definitiva, que partió con sonrisas y carreras ante México (8-4). A Cuba le hizo siete, solo que los antillanos fabricaron nueve. Y tras la refriega, crisis. Los peloteros cubiches denunciaron tratos “vejatorios” por parte de la fanaticada caraqueña y solicitaron a sus dirigentes retirarse del torneo, como en efecto lo hicieron. “Es que tenían atravesada la espina de los dos jonrones que les dio Adolfredo González en un juego. Por eso se retiraron”, se mofa Enrique Fonseca, el catcher criollo aquella tarde. “Eso estuvo mal hecho, fue un gesto poco deportivo”.
Sprint hacia la corona
La derrota no amilanó a los anfitriones, que por el contrario aceleraron hacia el gallardete sobre un carro de fuego. Una descarga de doce carreras recibió Panamá. Otra de diez, México. Y el 18 de noviembre de 1944, en el último peaje, los nativos se la aplicaron por cuarta vez en el certamen a los mexicanos, ahora por 4-3. Dalmiro Finol pegó tres hits e hizo cinco outs;  Adolfredo González (suplente en la jornada inaugural) remolcó dos tantos. La defensa le jugó limpio al pitcheo.  Y “El Mono” Zuloaga impulsó una rayita y recibió una anotación en siete entradas desde la montaña. Aunque dejó las bases llenas en el séptimo, salió en hombros del coso de San Agustín. Lo bajaron cerca, o mejor dicho, lo sembraron. Vivió más de 40 años en la parroquia y casi siete décadas después de la gesta trabaja a pocas cuadras del punto sobre el cual se levantaba el viejo estadio donde alcanzó  el empíreo.  Su tienda deportiva es una referencia para los vecinos, aunque pocos saben que ese viejecito endeble, que habla duro y camina lento, alguna vez tuvo el planeta en el puño. “Yo seguí la hazaña de Canónico, el más importante de nuestros pitchers”, alude Zuloaga al célebre escopetero que humilló  a Cuba y entronizó a Venezuela en 1941.
Fue la del 18/N una victoria empañada por un tercer escándalo:  la defección de los mexicanos en la octava vuelta que obligó a Carrasquel, árbitro principal, a decretar forfait. Luis Romero Petit, Luis Enrique Fonseca y  “El Mono” Zuloaga, tres testigos presenciales, recuerdan que la mecha la prendió una jugada en primera. Fonseca ahonda en el detalle y afirma que quien corría hacia la inicial era su camarada Julio Bracho. Aquí lo que pasó, según crónica de Abelardo Raidi en El Nacional:  conclusión del octavo, partida empatada a tres y Venezuela en la batería. Con uno fuera, Héctor Benítez “Redondo” dispara petardo al derecho y Finol otro al izquierdo. Ramón “Dumbo” Fernández los mueve con rola por primera. El pitcher Bracho conecta rodado contundente por el short que “flumbea” Kilo Cruz. Este recupera la bola y lanza a la “virginal” a destiempo. Según el auxiliar Chaparro, Bracho llegó antes mientras Benítez se engomaba con el posible match point. Los mexicanos protestaron airadamente y, según Raidi, agredieron físicamente a los árbitros antes de abandonar el campo. “Los players aztecas olvidaron razonamientos y emocionados llamados de los parroquianos a seguir en la lucha, para encerrarse en una postura de intransigencia desde todo punto de vista criticable”, escribió Abelardo. Tras 24 outs, Venezuela se proclamaba  bicampeón universal de beisbol aficionado. Según El Nacional, un coro recorría las avenidas: “Jalisco no sabe perder”.
Mexicanos y venezolanos volvieron a enfrentarse, más tarde, en otro terreno. “Fue esa misma noche, en el ‘dancing’ de un francés que quedaba en el centro de Caracas”, evoca Romero Petit. “Fuimos a celebrar y estaban los mexicanos. Empezamos a decirnos cosas y luego nos caímos a puños. Se formó un lío. Volaron las sillas. Y el francés decía: ‘¡me van a desbaratar el negocio!”.
Las claves del triunfo
¿Cómo reverdeció Venezuela las glorias del 41?  Primero que nada, con el desarrollo de una febril industria maderera. El equipo abanderó la justa con 70 carreras en once compromisos, 18 por encima del segundo. Lideró el departamento de average colectivo, con .315 (cinco de sus titulares se ubicaron entre los diez principales bateadores). Su toletería culminó primera en hits (111), dobles (14) y jonrones (5).
Aunque luzca diferente, primaba la artillería ligera. El plantel de Casanova contaba pocos jonroneros, pero varios chocadores rápidos, juiciosos, pacientes. No en balde el conjunto que más boletos recibió (46) se llamó Venezuela. Al menos nueve de sus racimos de carreras descendían de pasaportes, frecuentemente negociados por Luis Romero Petit.  “Tocaba bien y me embasaba mucho, que es lo que se requiere de un primer bate como yo”, se ufana el ex antesalista. Se apelaba con frecuencia al expediente del infieldhit y hubo dos casos en los cuales el elenco confeccionó ramilletes sin sacar la bola del cuadro. “Es que antes el beisbol era pequeño. No se daban jonrones”,  dice con nostalgia Zuloaga. Igual, los locales botaron cinco pelotas.  
Venezuela se apoyó en la segunda defensa menos errática del Mundial y encaramó en la loma  al “Mono” Zuloaga, “champion pitcher” con foja de 3-0 y 0.95 de efectividad, la mejor de todas. Eso a fuerza de curvas, con el voto salvado del “Conejo” Fonseca, su receptor. “Él y yo peleábamos todo el tiempo porque le pedía que no lanzara tantas curvas para cuidarle el brazo”, sostiene el antiguo careta. Zuloaga nunca hacía caso.  Así era él,  voluntarioso, imperativo. “El que mandaba era yo”,  ríe a mandíbula batiente.
El “tim” venezolano estaba curtido. La palabra amateur no lo definía. “La mayoría no lo éramos”, confiesa Romero Petit. “Teníamos años jugando contra profesionales. A veces enfrentábamos a soldados americanos, algunos de los cuales eran grandeligas que cumplían el servicio militar. Por eso éramos superiores”. 
Casanova acertó su pronóstico, que hasta corto se quedó. Los agnósticos creyeron y se encaramaron sin rubor al tren ganador. Y Venezuela pasó una feliz Navidad, la última con toda la humanidad en guerra.      

EL DATO
La primera elección universal, directa y secreta que hubo en Venezuela se hizo para escoger a la Reina del Mundial de 1944.  Se votó en todo el país y ganó Yolanda Leal con el apoyo de 24.580 personas. Oly Clemente llegó segunda

El Dato
Un grave problema que tuvo la serie fue la reventa. Había entradas que se negociaban por fuera hasta siete veces por encima de su valor oficial.
El Dato
El comité organizador del torneo era de lujo. Los tres delegados eran Pablo Morales (por años propietario de los Leones del Caracas y miembro del Salón de la Fama del Beisbol Venezolano), Ignacio Luis Arcaya (luego sería conocido como el “Canciller de la Dignidad”) y el afamado novelista Miguel Otero Silva. 
Este era el equipo venezolano campeón de 1944

Pitchers                                     Número del uniforme
Luis “Mono” Zuloaga”  (Z)                  11
Jorge Arrieta                  (D)                  5
Ramón “Dumbo” Fernández (Z)         14
Plácido Delgado (D)                           15
Valentín Arevalo (D)                           13
Juan de Mata (D)                                    17
Víctor García (Z)                                    9
Julio Bracho (D)                                    4                                   

Catchers                                    Número del uniforme
Guillermo Vento                                    20
Enrique Fonseca                                    2

Infielders                                     Número del uniforme
Antonio Bríñez                                    3
Dalmiro Finol                                    12
José Antonio Casanova                           7
Luis Romero Petit                                    10
Adolfredo González                            6
Rafael Olivares                                    18
Eduardo Pérez                                    16

Jardineros
León Díaz                                             8
Héctor Benítez                                    3
Félix Machado                                     1

Box score del juego que tituló a Venezuela
Anotación por entradas
México         000         000         03X         -3
Venezuela         020         001         01X         -4

México                           AB         C         H         O         A         E
R. Ávila 2B                           4         0         1         5         5         0
H. Leal CF                           2         0         0         1         0         0        
J. Díaz 1B                           4         1         1         9         0         0        
F. Vázquez RF                  2         0         0         0         0         0        
L. Montes de Oca 3B         4         0         1         0         4         0        
E. Cruz SS                           3         0         0         4         2         1
B. López C                           3         0         0         2         0         0        
G. Garibay LF                  4         0         2         2         0         0
G. Ortegón P                  2         0         0         0         1         0
A. Uriarte (1)                  0         1         0         0         0         0
J. M. Castro RF                  0         1         0         0         0         0
J. Guerrero P                  0         0         0         0         0         0
F. Alcaraz P                           0         0         0         0         0         0
TOTALES                           28         3         5         23         12         1
(1)  Bateó por G. Ortegón en el 8º inning
Venezuela                           AB         C         H         O         A         E
A. González SS                  4         0         1         1         3         0
L. Romero 3B                  4         0         1         3         2         1
A. Bríñez 1B                  3         0         1         8         0         0        
G. Vento LF                  4         0         0         1         0         0
H. Benítez CF                  3         2         1         1         0         0
D. Finol 2B                           4         1         3         5         1         1
R. Fernández RF                  4         0         1         0         0         0
L. Zuloaga P                  3         1         1         0         2         0
E. Fonseca C                  2         0         0         5         2         0
J. Bracho P                           1         0         0         0         1         0
TOTALES                           32         4         9         24         11         2
El Juego fue declarado “forfeited” a favor de Venezuela en el 8º inning
Sumario: hit a los pitchers: a G. Ortegón7 en 7 innings; a J. Guerrero 2 en 1 1/3; a F. Alcaraz 0 en 1/3; a L. Zuloaga 4 en 7 (ningún out en el 8º); a J. Bracho 1 en 1
Struck outs: G. Ortegón 2, L. Zuloaga 3
Bases por bolas: G. Ortegón 3, L. Zuloaga 5, J. Bracho 1
Double plays: E. Fonseca a D. Finol; A. González a A. Bríñez; J. Bracho a E. Fonseca a L. Romero; E. Cruz a R. Ávila a J. Díaz.
Carreras limpias: a G. Ortegón 3 en 7; a L. Zuloaga 1 en 7
Bases robadas: L. Romero
Golpeados por el pitcher: E. Cruz (J. Bracho).
Quedados en base: México 7, Venezuela 8
Tiempo de juego: 2 horas, 30 minutos
Umpires: señores C. Carrasquel, L. Chaparro, F. Malpica, R. Olivo.
Anotador oficial: Herman Ettedgui
Jugado en el Estadium Cerveza Caracas.
Caracas, 18 de noviembre de 1944

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