miércoles, 17 de diciembre de 2014

El poder al bate


Carlos Valmore Rodríguez 
Los Tigres de Aragua añadieron poder esta semana, con un ministro en su roster.  
     Antonio “El Potro” Álvarez,  ex grandeliga y titular de la cartera del Deporte de la República Bolivariana de Venezuela, se activó a sí mismo y  volverá a ser pelotero por un día tras dos años de retiro. Su nombre fue incluido en el plantel semanal de los felinos como jardinero y este viernes despachará desde Maracay con el uniforme de Aragua, el único que le faltó en su  discurrir por la LVBP. Usará el dorsal 56, que lo acompañó en casi todo su largo viaje de 14 temporadas.
“Se lo merece. Este año ha hecho mucho por el beisbol”, opinó Carlos Guillén, presidente de los bengalíes y antiguo compañero de Álvarez en los Navegantes del Magallanes.“Ha estado entrenándose y quería retirarse con los Tigres. Aún no sabemos cuántos turnos tomará ese día. Dependerá de cómo vaya la partida”. El lance, que no fue incluido en la tarifa de los abonados del estadio José Pérez Colmenares, será contra Águilas del Zulia, que había sido su último elenco en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional  (2012-2013).
 Luego se dedicó por entero al canto y luego a la política como candidato a alcalde del municipio mirandino de Sucre y más tarde como cabeza del deporte en Venezuela en el gabinete del presidente Nicolás Maduro Moros. Se le considera uno de los artífices de que el beisbol venezolano recibiera dólares a 6,30 bolívares para armar el actual torneo.
Álvarez debutó con los Leones del Caracas en la campaña 1996-1997 y luego militó en el Magallanes, en los Tiburones de La Guaira, en Caribes de Anzoátegui y en el Zulia. También reforzó en postemporada a  Pastora de los Llanos (hoy Bravos de Margarita) y Cardenales de Lara. En su memoria y cuenta resalta el Guante de Oro y el campenato de bateo que ganó en la edición 2000-2001. Su average vitalicio se detuvo en .282, con 46 jonrones y 191 carreras empujadas. Su gestión en MLB para los Piratas de Pittsburgh -en 2002 y 2004-  constó de 64 turnos.  Fue miembro de la primera selección nacional que asistió al Clásico Mundial de Beisbol (2006).
     
 Pino podado.  Diciembre da y quita al beisbol profesional  venezolano. A los Tigres de Aragua les ofrendó a Wilson Ramos, pero hasta el 30 de diciembre; les trajo a Freddy García, pero amenaza con arrancarles a Yohán Pino, uno de los puntales del bullpen. 
Los Reales de Kansas City, que acaban de incluirlo en roster de 40, quieren que Pino llegue fresco al spring training. “La idea es que alterne como abridor y relevista largo. Al equipo le gustó la manera como lanzó contra ellos  con los Mellizos de Minnesota este año”, precisó Richard Castro, scout en Venezuela de los actuales campeones de la Liga Americana. “Por eso no quieren que lance más aquí”, añadió Ilich Salazar, gerente deportivo de los Tigres, quien también informó que Pino está negociando con su nuevo equipo en las mayores un salvoconducto para  quedarse hasta el término de la ronda eliminatoria.
Los Tigres lograron que los Nacionales de Washington le permitieran a Wilson Ramos ser catcher tres veces a la semana, pero no acompañará a Aragua en su expedición por el round robin. “Tiene permiso solo hasta la ronda regular”, precisó su agente, Wilfredo Polidor. En cuanto al prospecto Ramón Flores, permanecerá con los rayados hasta el 8 de enero. Aragua busca un relevista y un jardinero  en República Dominicana.   

martes, 2 de diciembre de 2014

El manager del futuro

Carlos Valmore Rodríguez
A sus tiernos 21 años de edad, Omar López ya era ex pelotero. Cuando la carrera de sus compañeros de generación estaba comenzando, la suya tocaba fin.  El diagnóstico de López sobre su propio caso trae incluida una confesión: “no trabajé lo suficiente ni le dediqué el tiempo necesario. Cuando quise dedicarme, ya era tarde”. Y también un propósito de enmienda: como técnico, pocos se esfuerzan como él.
Su personalidad empeñosa ha favorecido su triunfo como mánager en Estados Unidos y propiciado un venturoso inicio de temporada como piloto debutante en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. En su estreno, López dirige al club más ganador de la contienda (Caribes de Anzoátegui) y se le entregó la conducción del bando de astros del mañana en el Juego de Estrellas. Los adjetivos inteligente y trabajador aparecen en todos los testimonios sobre este valenciano ambicioso que se propuso ser mánager en Venezuela antes de cumplir los 40 años y lo es a los 37. Es menor que Tomás Pérez, uno de sus dirigidos. Es casi contemporáneo con algunas de las figuras de su equipo, como Oscar Salazar. Pero sabe hacerse respetar. “No tengo que ser un dictador para impartir disciplina”, subraya López, cuya santísima trinidad beisbolera la conforman Alfredo Pedrique, Pablo Torrealba y Andrés Reiner. Pedrique es su druida particular, el hombre junto al cual dio sus primeros pasos como coach en Venezuela, apenas entrado en la treintena y con la casaca de los Navegantes del Magallanes. De él heredó el puesto de mánager de Caribes de Anzoátegui y muchos de los conocimientos que pone en práctica. “Es un tipo inteligente, organizado y que se hace respetar”, piensa Pedrique sobre su pupilo y sucesor. “Conoce el juego, tiene conocimiento de todas las áreas, es muy responsable y se comunica bien con los peloteros. Tiene la facilidad para comprenderlos, para saber cuándo llamar la atención, cuándo corregir, cuándo felicitar”. 
El mirandino Ernesto Genovés, quien jugó tres años para él en las categorías inferiores de los Astros de Houston, ofrece una visión sobre López que coincide con la de Pedrique. “Cuando él ve que alguien necesita ser aconsejado se acerca a esa persona. Se maneja bien con la gente. Y ha ido mejorando con los años. Al principio creo que sobredirigía un poco, pero cuando lo tuve de conductor en clase A media dejaba jugar más. Como mánager es bastante latino: le gusta el bateo y corrido, ganar la base extra. Claro, dependiendo de la situación. Por eso sus resultados han ido mejorando”. Ha progresado al punto de ser mánager campeón en Estados Unidos y piloto del equipo de los astros emergentes en el próximo Juego de Estrellas de la pelota venezolana.
Obra a su favor el hecho de conocer casi todas las áreas de la disciplina a tan corta edad. López ha jugado, ha dirigido, ha scouteado, ha coordinado. Polifacético, ha desarrollado una visión integral del beisbol que aplica en la toma de decisiones. “Todo lo que quiere una organización de un técnico, él lo tiene. Sabe convencer, le llega a los peloteros, es un clavo enseñando, puede ser instructor de bateo y de fildeo y se dedica al 100%”, asegura Rafael Cariel, formador de jugadores de los Navegantes del Magallanes y quien conoce a López desde que el timonel de los Caribes jugaba con la nave en la paralela.  
La vida de López como técnico tiene partida de nacimiento: 22 de mayo de 1998, la misma fecha en la cual sus sueños de pelotero recibieron los santos óleos. Ese día los Cascabeles de Arizona, que lo tomaron de los Medias Blancas de Chicago en draft de regla 5 de ligas menores, lo dejaron libre. Contaba 21 años de edad y apenas iba por clase A media. Su representante le dijo que se quedara en Estados Unidos a la espera de una posible oferta de alguna liga independiente. Él optó por regresarse a Venezuela y tocar la puerta de Andrés Reiner, quien coordinaba la academia de los Astros de Houston en Guacara, estado Carabobo. “Me levanté un día y decidí preguntarle a Reiner. Yo iba a hacer lo que él me dijera”, recuerda López, quien por entonces seguía en la paralela con el Magallanes, que mantenía una alianza de trabajo con los siderales. De ahí la confianza con Reiner, quien quiso firmarlo para los Astros cuando lo vio jugar tercera base en La Isabelica con Pumas, un equipo de beisbol menor. “Por varios meses lo visité en su casa y hable con él y su padre, que tenía interés por firmarlo para la Organización de los Astros de Houston”, contó Reiner a través de un correo electrónico. “Ellos oyeron, pero no parecían muy interesados, aunque yo seguí visitándolos varias veces. Se decidieron a firmar con los Medias Blancas de Chicago, a pesar de que les dije que no les convenía. Cuál sería mi sorpresa cuando se presentó en nuestra academia en Venoco una mañana y me dijo que el quería seguir en el beisbol como técnico y que si yo lo podía ayudar”.
“Le dije que sí con una condición”, prosiguió Reiner. “Que tenía que venir siendo simplemente un invitado, pero trabajando como los que tenían contrato, con diligencia, puntualidad y disciplina. Le dije que se podía quedar en esas condiciones el tiempo necesario para desarrollarse como un futuro técnico”.
López solo pidió cinco minutos para pensarlo. Fueron 300 segundos para tomar una gran decisión: renunciar definitivamente a su ilusión de beisbolista, que fue creciendo  a lo largo de varios años en Criollitos de Venezuela. El joven estaba resuelto: seguiría en el beisbol, pero afuera de las rayas de cal. Por seis meses trabajó de sol a sol para los Astros sin remuneración alguna. “Yo vi capacidad y deseo durante ese tiempo y como la academia estaba en crecimiento creí oportuno ofrecerle un contrato para que trabajara con nosotros”, describió Reiner.  Yo tenía poder de decisión al respecto y solo debía avisar que teníamos un técnico nuevo y notificar su  sueldo”. Con López, Reiner hizo una excepción, pues no tenía por política usar visas de trabajo para peloteros cesantes. El gurú de origen húngaro disponía de motivos para darle trato preferencial al joven valenciano. “Siempre fue un gran trabajador y dedicado. Tenía desde el principio una facilidad para evaluar a los jugadores en el trabajo de infield. Ese era su punto fuerte al inicio, pero claro, con el tiempo se fue aplicando en todas las fases del juego. Al principio era un poco "fosforito" en cuanto a paciencia, pero supongo que con los años eso se fue corrigiendo”.  
Así comenzó la etapa de técnico de Omar López, que él espera termine en las Grandes Ligas. Quedaba atrás una fugaz vivencia como jugador, en la que siempre mostró destrezas defensivas, pero poco poder. “Tenía un bate de cartón”, recuerda Gregorio Machado, a la sazón coach del Magallanes y scout de los Mets de Nueva York. “La verdad es que era más malo que la palabra”, se carcajea Rafael Cariel. En su descargo, López declara que, al menos, mostraba buen contacto. Pero cuando empezó a estudiar el arte del scouteo se dio cuenta de que Arizona le hizo un favor ese 22 de mayo del 98, que hasta entonces había considerado uno de los días más ingratos de su corta vida. “Años después, cuando fui a aprender scouteo en República Dominicana, me di cuenta de muchas cosas, entre ellas que, como pelotero, llegué hasta donde podía llegar”.
López aterrizó en el beisbol por pura convicción. Hijo de un empleado de la General Electric y de una contadora pública, no había pelota en sus cromosomas, pero sí en su espíritu. “Como jugador era fuerte de carácter”, expresa Pablo Torrealba, ex grandeliga y quien considera a López uno más de su familia, pues es gran amigo de su hijo Steve, quien también llegó a las mayores. “Era el tipo de pelotero que peleaba por el juego, al que le dolía demasiado perder. Se frustraba, tiraba el casco, los bates. Pero al ser un hombre casado, con dos niños, tenía que fundamentarse y adaptarse a nosotros. Trabajaba de seis a seis, se mostró como un muchacho trabajador, preparado. Por eso el señor Reiner abogó por él y pidió un cupo más, a pesar de que era difícil, porque los cupos de visas estaban completos”.  
López comenzó como scout-instructor y los Astros lo involucraron en sus discusiones en la academia de Venoco. Fue director de operaciones administrativas de Houston en la Venezuelan Summer League, instructor de infield en liga de novatos en Estados Unidos, mánager en Rookie League y en clase A media y ahora conduce a Caribes hacia una temprana clasificación que podría darle votos para el Mánager del Año. “Fue lo que puso Dios en mi destino”, piensa López, que espera conquistar, como técnico, lo que le quedó grande como jugador: las elevadas cumbres de Major League Baseball. “Si le puedo dar un consejo es que no se rodee de gente por la comodidad de conocerlos, sino por la capacidad de trabajo”, le recomienda Reiner. “El beisbol ha evolucionado mucho en los últimos 15 años, así que necesitará gente que esté al día. El pasado es historia y con eso no se trabaja”.  

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nueve contra nueve en el Juego de las Estrellas


Carlos Valmore Rodríguez
El  formato que encara a figuras consagradas contra astros emergentes es una solución a largo plazo para el Juego de Estrellas del beisbol venezolano. Es un esquema económicamente viable, ajeno al alocado vaivén del mercado cambiario (lo que representa una ventaja con respecto al ambicioso plan de traer selecciones de circuitos foráneos), a la vez que independiente de las políticas de importación de los equipos, en las cuales rara vez hay catchers o campocortos (lo que eleva su factibilidad en comparación al modelo criollos-extranjeros). Es, además, una presentación atractiva, por hacer litigar al presente con el futuro, lo cual siempre es un ejercicio estimulante; y perdurable, pues siempre habrá potencial de recambio para engrosar las filas de los prospectos.
Si lo duda, pregúntele a los scouts y a los directores internacionales de los clubes de Grandes Ligas qué opinan de los jugadores adolescentes que vieron en el más reciente show case llevado a cabo en el centro del país. Mire pitchear al derecho Álvaro Seijas, que con 15 años de edad lanza a 94 millas por hora; o al jardinero Daniel Montaño; o al outfielder Miguel Aparicio; o al patrullero Alberto Guaymaro. Algunos de ellos valdrán millones de dólares a partir del 2 de julio de 2015, cuando puedan firmar con las organizaciones de MLB.
Basta con pasearse por las potenciales alineaciones de los dos escuadrones para verificar no solo la calidad de ambos bandos, sino también la paridad. Tal vez el único riesgo de un combate de estas características sea la desigualdad, porque se asume que las estrellas consagradas ya están hechas, maduras, mientras que las del futuro aún les falta cocción. Vamos a echar un vistazo a los lineups que podrían construirse para que certifiquen que, en más de un caso, la novena de Omar López supera a la de Carlos García. Con una condición: que periodistas y fanáticos voten a conciencia. Los comunicadores por los chamos, y los aficionados por los consolidados. Les propongo, pues, estos nueve iniciales.
Receptor
Astros del futuro: Carlos Pérez (Leones)
Astros consagrados: Manuel Piña (Bravos)
Al menos en la receptoría, hay más futuro que presente. Los dos catchers de mayor rendimiento en la temporada pertenecen al roster del mañana: el caraquista Carlos Pérez y el magallanero Tomás Telis. Me quedo con Pérez porque ya Telis dejó de jugar y porque Pérez, si bien se ha alternado con el rol de designado, ha seguido sumando innings detrás del home pese a ser drásticamente banqueado la semana antepasada por Pedro López, el nuevo mánager de los Leones. Ofensivamente, la diferencia es abismal: sin contar la jornada del miércoles (a efectos de los bateadores no incluiré lo ocurrido en esa fecha), Pérez conectaba para .325, con tres jonrones, .513 de slugging, .356 de OBP y .869 de OPS, mientras que el grandeliga Telis debió marcharse con .256 de average, un vuelacerca y siete producidas, con .657 de OPS. Del lado de los establecidos, el que despunta es Piña, con .284 de promedio en 88 turnos y ocho biangulares, aparte de ser séptimo en extrabases (12) y ser uno de los más peligrosos con hombres en posición anotadora (.440).  La mayor parte del resto de caretas consagrados muestra números discretos: Ni Yorvit Torrealba, ni Carlos Maldonado, ni Jesús Flores, los más votados por la gente, llegan a .230 de average. Concuerdo en que la defensa es prioritaria en el análisis de un catcher, pero pienso que para ir a un Juego de Estrellas el aspirante debería batear al menos .250 o lograr un OBP de .330 para aspirar a la titularidad.
Primera base
Astros del futuro: Alí Castillo (Águilas)
Astros consagrados: Mark Minicozzi (Águilas)
En la inicial, la ventaja es de entrada para los consagrados porque Castillo está fuera de posición, pero es la única forma de premiar a un joven que es líder en anotadas (27) y en bases robadas (12), quinto en hits (44), cuatro en triples (2) y noveno en bases alcanzadas (58). Pero Minicozzi se las trae: es el bateador más integral del campeonato, en virtud de su .988 de OPS, y el hombre que más se ha embasado (.493), lo que quiere decir que ha logrado ponerse en circulación en casi la mitad de sus apariciones en el home; aparte, es tercero en promedio (.358), octavo en anotadas (21) y séptimo en slugging (.495).
Segunda base
Astros del futuro: Odubel Herrera (Tiburones)
Astros consagrados: José “Goyito” Martínez (Tigres)
Herrera, no lo pierdan de vista, es el segundo toletero más enciclopédico de los que se mantienen en servicio en la 2014-2015. Su OPS (porcentaje de embasado más slugging) es de .976 y hace menos de una semana andaba sobre .1000. Solo los artilleros excepcionales tienen OPS de .1000, tanto que Herrera era, hasta el domingo pasado, el único con .1000 entre los bateadores que han acumulado los turnos para aspirar al título de bateo. Ha llegado tan arriba porque es segundo en slugging (.567) y sexto en OBP (.409). Es segundo en promedio (.375), cuarto en triples (2), octavo en bases alcanzadas (59), séptimo en extrabases (12). Aquí también prevalecen los muchachos, pese a que los establecidos tienen a dos excelentes exponentes en César Izturis y José “Goyito” Martínez. Me quedo con Martínez a pesar de que Izturis es mucho mejor defensor y lo supera en promedio (.337 a .315). Lo prefiero porque ha estado al pie del cañón en toda la refriega (ha disputado los 38 encuentros de los Tigres, casi siempre como camarero) y se ha expuesto más a los estragos del pitcheo (146 turnos frente a 104 de Izturis), pese a lo cual ha sido un bateador un poco más completo (.854 de OPS a .814). Es tercero en anotadas (24), tercero en hits (46), líder en dobles, segundo en bases alcanzadas (70), segundo en extrabases (17), décimo en slugging (.479).
Lo de Martínez es para enmarcarlo, pero pierde con Herrera, uno de los mejores y más completos bateadores del campeonato y capaz de proteger no solo la adulterina, sino el jardín central.  
Tercera base
Astros del futuro: Renato Núñez (Tigres)
Astros consagrados: Carlos Rivero (Cardenales)
Escribí esta columna antes de saber que a Renato Núñez lo habían mandado a parar. Él era mi favorito en tercera para los chamos. Era un match parejo, pero que favorecía a los “veteranos”. Núñez ha sido, o fue más bien, un novato brillante en un año en el cual los principiantes han sido prominentes como pocas veces lo fueron antes. Pese a perder tiempo de juego por lesión, es quinto en remolques (22), décimo en jonrones (4), se largó con .452 de slugging y un resaltante .361 de porcentaje de embasado. Pero Rivero ha sido de los más insignes paleadores del certamen: colíder jonronero (7), noveno en bases alcanzadas (58), quinto en impulsadas (22), séptimo en extrabases (12), sexto en slugging (.518) y séptimo en OPS (.884), aparte de chocar para .286, con .366 de OBP. Tuvo competencia fuerte en tipos como Niuman Romero, Alberto González, que en este momento lleva ventaja en la elección del Regreso del Año, y Argenis Díaz, que es uno de los inesperados del certamen.  
Ahora me veo forzado a reemplazar a Núñez. ¿Con quién? Con Luis Sardiñas, que aparte de ser un grandeliga y un gran prospecto del beisbol, lo que le da más donaire al Juego de Estrellas, ya ha tomado 84 turnos, con promedio de .274.    
Campocorto
Astros del futuro: Orlando Arcia (Caribes)
Astros consagrados: Ronny Cedeño (Magallanes)
Las estrellas emergentes deberían prestarle talento al poder constituido en la posición más cotizada del beisbol venezolano. De su lado están los dos campocortos que mejor lucen en la temporada, como son Orlando Arcia y Gabriel Noriega. Arcia, además de exhibir una exquisita defensa y un portentoso alcance, vive en el penthouse de los jonrones (7), las bases alcanzadas (74) y los extrabases (18). Adicionalmente es segundo en  remolcadas (26), anotadas (25), cuarto en dobles (9) y triples (2), quinto en slugging (.532) y sexto en OPS (.899). Noriega es noveno en promedio con .329, lo cual es especialmente meritorio, por tratarse del líder en turnos (158), pero lo de Arcia este año es clase aparte.  De los consagrados, creo que el torpedero que mejor ha lucido es Ronny Cedeño. Además de ofrecer garantías en la posición seis, batea para .286 con .358 de OBP en 119 turnos en la parte alta del lineup del Magallanes. Él y Freddy Galvis son los únicos del team de los establecidos que han jugado más de 25 compromisos en el shortstop, con la diferencia de que Galvis tiene average de .259 y .315 de OBP.
Jardinero izquierdo
Astros del futuro: Danry Vásquez (Leones)
Astros consagrados: Lew Ford (Magallanes)
Con promedio de .316, 18 anotadas, cinco triples (líder), porcentaje de embasado de .378 y una defensa sobre la media, Danry Vásquez es fuerte candidato al Novato del Año. Pero aquí gana Ford con su .343 de promedio, .421 de OBP y .860 de OPS  (cuarto, tercero y décimo en la liga, respectivamente), guarismos que traen incluida una solvente defensa del jardín central, pese a acercarse a los 40 años de edad. No lo puse en el center porque allí hay otro que lo merece más.
Jardinero central
Astros del futuro: Teodoro Martínez (Tigres)
Astros consagrados: Paulo Orlando (Cardenales)
El hijo del Café Martínez es décimo en bateo con .328, sexto en hits con 43, séptimo en dobles con 8, cuarto en bases alcanzadas con 67, octavo en impulsadas con 21, séptimo en slugging con .511 y noveno en OPS con .871, además de cubrir mucho terreno en el prado central. Está muy parejo con el estupendo trabajo de Paulo Orlando, líder en remolcadas con 27, .322 de promedio,  octavo en OPS con .872, quinto en anotadas con 23, segundo en hits con 47, tercero en jonrones con cinco, cuarto en bases alcanzadas con 67. Todo eso jugando la mayor parte del tiempo en Barquisimeto, donde batear no es cosa de legos. Con el guante presta le mejor colaboración. Hace una semana, los números daban ganador al futuro. Pero creo que debo regresar al presente, encarnado en Orlando y su temporada de Más Valioso.    
Jardinero derecho
Astros del futuro: Ramón Flores (Tigres)
Astros consagrados: Félix Pérez (Leones)
Flores no es solo uno de los mejores novatos. Es uno de los mejores peloteros de la campaña: sexto en promedio (.336), décimo en hits (40), .445 de slugging,  OPS de .857, brazo potente, guante hábil, gran recorrido. Está parejo con Pérez (.331 de promedio, segundo en dobles con 11, cuatro jonrones, .907 de OPS).
Designado
Astros del futuro: Gabriel Noriega (Cardenales)
Astros consagrados: José Pirela (Águilas)
A Noriega había que meterlo en este lineup, así Arcia lo superara en el campocorto. El joven es noveno en promedio (.329), primero en turnos, líder en hits (52), sexto en bases alcanzadas (67). Y a Pirela, también. Ya es alma de una fiesta a la que llegó tarde: líder en slugging (.598), cuarto en extrabases (15) y OPS (.905). Aquí, me quedo con la jerarquía y la energía del zuliano.
Pitcher abridor
Astros del futuro: Víctor Sánchez (Leones)
Astros consagrados: Erasmo Ramírez (Cardenales)
Lástima que no pudo quedarse lo suficiente para abrir el Juego de Estrellas, pero no hay un abridor novel con más cartel en esta temporada que el muchachito de Barlovento, quien se despidió con efectividad de 4.50 en 28 entradas. Recuerden que fue el prospecto mejor bonificado del país en 2011 y acá mostró destellos de esa calidad. Como abridor del equipo de los consagrados hay dos postulados: José Álvarez y Erasmo Ramírez. Álvarez está invicto, suma cuatro victorias, 0.86 de efectividad y WHIP en 31.1 entradas, apenas nueve boletos y 29 ponches, todo esto lanzando las más de las veces en el Alfonso Chico Carrasquel, una trituradora de pitchers. Pero Erasmo Ramírez no ha permitido carrera alguna en 24 episodios, con cuatro boletos y 18 ponches. Está bien difícil, aunque me inclino por el nicaragüense.    
Cerrador
Astros del futuro: Jesús Pirela (Leones)
Astros consagrados Cody Hall (Caribes)
Pirela bien pudiera competir para el Novato del Año con esos siete salvados y 1.06 de efectividad. Pero de no haberse marchado, Hall se encaminaba a ser el Cerrador del Año, con 12 salvados y 17.1 vueltas en blanco.