martes, 2 de abril de 2013

El primer día del MVP



Carlos Valmore Rodríguez
Minneapolis
El Más Valioso apareció de inmediato ante nuestra vista. Ahí, justo en la entrada del clubhouse de visitantes del Target Field, asoman las puntas de sus tres coronas. Ensimismado, revisa su celular, con detenimiento. Luego abre su tablet. De inmediato procede a escuchar música con sus audífonos. Sin prisas, sin agites. El tiempo se detiene.  "¿Qué es eso, reggae?", le pregunta su compañero Ramón Santiago. Él asiente.
Así quemaba los minutos  Miguel Cabrera antes de su primer partido de 2013,  año uno de su sus tres tronos. Ahí va, otra vez, en procura de más, aunque ya amasa números de Salón de la Fama. "Este es un día especial para todos nosotros", musita el campeón bate, jonronero e impulsor de la Liga Americana en 2012. "Le doy gracias a Dios por esta nueva oportunidad, que trataré de aprovechar al máximo".
Aunque no lo parezca, Cabrera dijo sentirse emocionado por este nuevo comienzo. "Arranca una nueva temporada y todos queremos dar nuestro primer hit y ganar nuestro primer juego", comentó el antesalista de los Tigres de Detroit casi en un susurro. "Queremos hacerlo bien y bueno, hay que controlar las emociones, porque hay muchas energías, muchas emociones juntas, valga la redundancia, y hay que concentrarse en hacer el trabajo, no tratar de hacer más de lo que uno puede. La meta de nosotros es ganar y esperamos que todas las cosas nos salgan bien este año. Que mantengamos un buen ritmo ofensivo y defensivo para ayudar al equipo".
El plan, naturalmente, es la Serie Mundial, a la que los Tigres llegaron el año pasado, aunque luego los barrieran los Gigantes de San Francisco. "Esperemos que sí",  manifestó. "Debemos preocuparnos por jugar nuestro juego a diario. No debemos preocuparnos por lo que pasó el año pasado. Debemos ir juego a juego a ver qué pasa a final de temporada. Mientras estemos todos sanos estaremos bien. Esperemos que cada quien pueda hacer su trabajo, que es lo más importante. La gerencia es la que puede responder si estamos listos o nos falta algo, o si van a botar a alguien".  
 Afuera, está bajo cero. Después de cinco abriles con los Tigres de Detroit, ya adaptó la piel a tanto frío. "El cuerpo se acostumbra", mencionó. "Todas estas ciudades de la división (Central) son frías, incluyendo a Detroit. Creo que son las más frías que hay ahorita en la pelota. A medida que pasan los años uno se concentra  y trata de no prestarle mucha atención a eso, sino a salir al terreno a jugar pelota. Uno viene para acá a sacarle la mayor cantidad de juegos a Minnesota".
"Vamos a ver esta primera semana", continuó. "Lo más importante es que me siento bien físicamente. Espero que empiecen a salir las cosas bien, que tengamos buenos juegos esta primera semana".  De todos modos, prefiere quedarse bateando en el "cage" intramuros que dispusieron los Mellizos para sus huéspedes. Luego vuelve al clubhouse y le gasta bromas a los periodistas estadounidenses. "Permiso, permiso", dice con voz imperativa al ver que todos los reporteros rodean a Torii Hunter. Luego se queda allí, mezclado entre los comunicadores, como si también le estuviera tomando declaraciones al veterano jardinero. Le comenta a un fablistán sobre el jonrón que acaba de pegar Bryce Harper. Y luego, a su celular otra vez.  
Cabrera no solo usa la tecnología como pasatiempo. Para él, es una valiosa herramienta de trabajo. Su superioridad está hecha de genes, músculos e información. "La tecnología está presente y debes sacar ventaja con ella a través de la información que le pueden dar a uno. Eso nos ayuda a ganar. Es muy importante", sostuvo el maracayero. "Ahora se juega una pelota diferente. Hay más información. Mientras que puedas saber un poquito más de los rivales, mucho mejor". Detalles como estos cimentan su estrellato. "Es el mejor bateador del beisbol. Para mí y para muchas personas", lo ensalza el relevista venezolano Brayan Villarreal. "Yo lo veo muy concentrado, muy enseriado, porque esa es su manera de jugar".
Y en efecto, cuando el coach Rafael Belliard le trae una carpeta con gráficos, Cabrera los revisa con minuciosidad. Página por página, dibujo por dibujo. Es el talento echándose una mano. "Esos son los coaches que nos dicen cómo nos vamos a posicionar", explicó. "Dónde le vamos a jugar a cada bateador, dependiendo también del pitcher que está lanzando por nosotros. Ahí nosotros nos ubicamos y hacemos el ajuste que tengamos que hacer en el terreno".  Omar Infante lo ha visto crecer mucho con el guante. "Siempre va a batear .300, siempre va a batear sus jonrones a pesar del estadio grande en el que jugamos. Todos lo admiramos cuando va a batear, pero además lo he visto jugar muy buena tercera base".  "Él entiende que antes de batear, tienes que sacar tres outs", indicó Belliard. "Siempre que comenzamos una serie loes decimos cómo batean los peloteros del otro equipo para que ellos se ubiquen en el campo".  
Al parecer no le ha gustado que estuviéramos viendo los gráficos que Belliard le dio. Sintió que estábamos fisgoneando. "Estabas de salío viendo ¿no? Uno tiene que respetar el trabajo de cada quien", rezongó. "Ese es el trabajo de nosotros. Bueno nada, es como si yo me metiera a ver lo que escribes tú. Yo respeto tu trabajo, tienes que respetar el mío". Clava una mirada de desaprobación que viene seguida de una sonora carcajada. "jajajajajajajja. No era en serio, vale, estaba echando broma", cambia radicalmente la tónica. Ellos (los compañeros) me dijeron que lo hiciera. Mira (le dice a Brayan Peña): él pensaba que yo estaba molesto en serio. Lo que pasa es que ellos no me conocen". Con una palmada en la espalda, se retira. El juego está por empezar y hay toda una temporada por hacer.  Cuidado, inmortal trabajando.

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