Carlos
Valmore Rodríguez
Dayton
Moore convocó a su personal de confianza y dijo: “Ya tengo el equipo que quiero
en la oficina. Ahora nos falta el que necesitamos en el campo”. Le tomó casi
una década ensamblarlo y hace dos noches lo exhibió, ufano, en Nueva York.
La
construcción de Kansas City, ahora el edificio más alto de las Grandes Ligas,
comenzó por el penthouse, levantado con vigas y concreto traídos de Atlanta. Hasta 2005, Moore ocupaba un cargo estratégico
en las categorías menores de los Bravos. Al año siguiente le encargaron la
refacción de los Reales, una obra que llevaba 20 años de abandono. Una fuerza
telúrica lo arrastraba hacia Missouri: en su juventud, Moore era un fanático
perdido de la novena azul. Remodelar la franquicia era para él una necesidad
del alma.
Como
sabía que solo no podría, Moore reclutó a varios de los mejores ejecutivos que
lo rodearon en la capital de Georgia. De allá se llevó a J.J Picollo, ahora
jefe de personal de las filiales de los Royals y uno de sus principales
consejeros. También a René Francisco, quien
se desempeñaba como director de scouteo internacional de los Bravos y que hoy,
como uno de los vicepresidentes, es el responsable en Kansas City del programa
de detección de prospectos en todo el globo terráqueo. Su unidad tramitó firmas
como las de Salvador Pérez y Yordano Ventura.
Moore
captó a otros de sus excolegas en Atlanta. Uno de ellos es Gene Watson, su
asesor principal cuando de transacciones con otros clubes se trata y quien
influyó en el movimiento que llevó a Missouri al jardinero Lorenzo Cain y al
campocorto Alcides Escobar. Otro es Lonnie Goldberg, que como director de
scouteo amateur fue el encargado de recomendar a jóvenes como Mike Moustakas y
Eric Hosmer en el draft universitario. También enroló a Mike Arbuckle, quien
tras su paso por los Bravos fue pieza esencial en la firma del núcleo de
peloteros que llevaron a los Filis de Filadelfia a disputar dos Series
Mundiales seguidas y ganar una. Junto con Arbuckle se fue Jim Fregosi Jr, otro miembro del team de arquitectos del nuevo palacio Real.
Todos
estos personajes estuvieron codo a codo con Moore fertilizando las feraces
plantaciones de Atlanta. Y ahora son protagonistas a la sombra del triunfo de
los Reales de Kansas City en la Serie Mundial de 2015. Antes de comenzar el
clásico otoñal, Moore los reunió para recordar, en una nostálgica tertulia, los
ingratos inicios, la campaña de cien derrotas con la cual se estrenaron, los
últimos lugares y cómo se las arreglaron para vencer las sombras. “Misión
cumplida”, proclamó. Se había honrado la promesa hecha a los propietarios de la
organización: hacer que la realeza, tras tres décadas de destierro, recuperara
el trono del beisbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario