Martín Pérez: un granjero con sueños de grandeliga
Carlos Valmore Rodríguez
Martín Pérez no habla como un post adolescente de 19 años de edad. Hay en sus
palabras más vida que eso. Madurez es su palabra favorita, el núcleo de su
discurso. “Uno tiene que madurar rápido en este negocio para poder llegar
lejos”, menciona el pitcher zurdo, uno de los prospectos más estimados por los
Rangers de Texas.
A Pérez le gusta
el tema porque se siente con autoridad para hacerlo. No todos los talentos
emergentes que han recibido bonificaciones altas por su firma administran su
hacienda personal como asegura estarlo haciendo el serpentinero guanareño,
quien obtuvo por su rúbrica más de 500 mil dólares. Aparte de pelotero, Pérez es productor agropecuario. “Yo conozco amigos que le dieron buenos
bonos y en poco tiempo no tenían nada, lo gastaron todo”, relata el
monticulista. “Yo invertí mi bono en una finca, eso es lo que da en Portuguesa. Un amigo hizo eso: tuvo
problemas con su familia, era un vago en el liceo. El chamo se fue a trabajar.
De repente compró dos vaquitas. Después cinco. Ahora le está yendo muy bien.
Hace poco me llamó de Estados Unidos. ‘Mira, ‘roommate’, acabo de salir del
banco. Me dieron un crédito de diez mil millones (de bolívares viejos). Yo pensé:
se montó este tipo. Ahora la mamá sí lo quiere. La gente no me cree ese cuento,
pero es así. Uno tiene que tener algo seguro porque nunca se sabe lo que puede
pasar con el beisbol. Hoy estás aquí, mañana no se sabe dónde. La finca que me
compré no fue grande, es una granjita, pero tengo algo ahí. Chamo, yo soy muy
religioso, yo creo mucho en Dios y lo dejo todo en manos de él. Lo que él
quiera hacer conmigo, que lo haga.”.
Pero es la pelota su pasión, su mundo, en el que
espera que la madurez apalanque su progreso hasta transformarlo en un
grandeliga. Para él, ser prospecto es apenas una etapa intermedia para llegar a
las mayores, la fase superior de un beisbolista. “Un scout me hizo esta
pregunta: ¿´Qué es lo más importante en un pelotero para llegar a Grandes
Ligas?’. Me puse a pensar. ‘Es una sola cosa’, me dijo. Yo pensé: madurez. Si
no maduras no puedes tener una buena relación de pareja, si uno no madura nunca
va tener una familia. Yo le dije: madurez. El scout me contestó: ‘le he
preguntado como a cuarenta peloteros y ninguno me ha dicho eso. Eso es’. Es que
sin madurez todo lo agarras de mamadera de gallo”. De ahí su absoluta
determinación a no dejarse obnubilar por el rótulo de “prospecto” con que
lo han etiquetado. “Yo no me dejo llevar por el periódico, ni por
Baseball America”, enfatiza. “Yo me dejo llevar por el trabajo. Si no trabajas
no vas a llegar. La gente dice, el bono ayuda. Sí, ayuda a que seas prospecto.
Pero si no trabajas no llegas a Grandes Ligas, eso es verídico. Hay muchos
peloteros que van a cinco juegos de futuras estrellas y nunca llegan a nada.
¿Por qué? Porque piensan ‘ ya lo hice, ya soy prospecto, ya ellos me van a
subir’. El talento está, pero si no lo pones a prueba y no trabajas para
mejorar ese talento nunca vas a llegar a ningún lado”.
Pérez pisa
tierra, pero también es ambicioso y posee una elevada dosis de auto confianza.
Debutar en la gran carpa en 2011 es su próximo proyecto. “En Texas ya saben lo
que yo puedo hacer”, dispara. “Yo los dejo quietos, lo que sé es que estoy
listo. A lo mejor comienzo en AA, pero si no a lo mejor arranco en Grandes Ligas,
que es lo que yo quiero. Si llego allá no me baja nadie. Este es el año, este es el año. Quiero
dejar de pasar trabajo en ligas menores, porque eso no es fácil. Te trasnochas
mucho. En cambio en Grandes Ligas tu dices A y salen corriendo a darte lo que quieres.
Cuando estás en Grandes Ligas ganas más dinero, puedes llevar a tu mamá, a todo
el mundo. En cambio en ligas menores estás solo. Tienes que pasar trabajo y
aprender para llegar a Grandes Ligas”.
Su paso por la liga venezolana, que en principio
se acerca a su fin, le ha dejado nuevas experiencias, como lanzar en un juego
contra los Leones del Caracas en el Universitario, ese circo romano donde el
público pide cabezas. “Yo contra Caracas no estaba presionado. Me dije,
olvídate de la gente, haz tu trabajo y ya. Tranquilito”, señala con
naturalidad. Haber logrado su primer triunfo también lo reconforta. “Ya tienes
el primer juego ganado y eso lo vas a recordar toda tu vida”, afirma. “Que
vengan más, eso es lo que yo digo. Lo que se quiere es ayudar a esta gente a
meterse en la pelea, aunque no vaya a estar todo el tiempo con ellos. Yo quiero
jugar, aunque no creo que me dejen porque la gente de Texas a lo mejor no va a
tener a Cliff Lee, porque va a ser agente libre; y a lo mejor ese es el puesto
mío”.
Esta nota apareció publicada en Líder en noviembre de 2010
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