Carlos Valmore Rodríguez
El corazón de Carlos Zambrano pertenece al Magallanes y desde
ahora lo recubrirá con la m amarilla. A los 31 años de edad, el tercero en el ranking nacional de victorias de por vida en las Grandes Ligas es la nueva adquisición de
la nave, que le pagó a Caribes de Anzoátegui con el jardinero Johermyn Chávez y
el prospecto millonario Mark Malavé, defensor de la receptoría y la antesala.
“El Toro” cambió de plaza y su ilusión infantil de jugar con
los Navegantes será un dato de la realidad a partir de diciembre.
Con la operación finaliza un complejo proceso de negociaciones que
comenzaron hace un mes. Los filibusteros conocían los expresos deseos de
Zambrano de ir a cubierta, habida cuenta de que el estadio José Bernardo Pérez
de Valencia le queda cerca de su natal Puerto Cabello y su familia es
“magallanera hasta los tuétanos”, como dijo una fuente allegada al escopetero. El
propio lanzador así se lo hizo saber a Caribes. A partir de esa premisa iniciaron
las pláticas, en las cuales la tribu exigía por el bigleaguer noveles talentos premium, como Rougned Odor, Eduard Pinto y Luis Torrens. Antes de hacer
cualquier movimiento, la gerencia carabobeña quería que Zambrano se comprometiera a lanzar con la galera hasta
donde esta llegara. En dos ocasiones los armadores del barco se reunieron con el
diestro y, una vez obtenida su palabra, pasaron a regatear con los orientales. Listas
de jugadores iban y venían. Caribes quería a Johermyn Chávez para aumentar su
caudal ofensivo en esta temporada y también al prometedor outfielder Torrens, pupilo
del gerente deportivo de Anzoátegui, Carlos Ríos. Magallanes se negaba a entregar a sus valores emergentes y contraofertó con nombres que para nada llenaron
las expectativas de los indígenas.
“Por Zambrano tienen que dar algo bueno”, comentaba Ríos. Hubo momentos
en que las conversaciones llegaron
a punto muerto.
El sábado, Caribes puso sobre el tapete a Malavé,
un catcher y tercera base de 17 años de edad que el 2 de julio de 2011 saltó al campo profesional con los Cachorros de Chicago por 1,6 millones de
dólares, una de las bonificaciones más altas registradas ese año en Venezuela. Magallanes meditó la propuesta y ayer,
finalmente, las partes alcanzaron consenso sobre los peloteros involucrados en el canje.
Lo que buscan ambos clubes
¿Por qué Magallanes ejecuta este movimiento? Porque pretende ganar esta temporada a
toda costa. Diez años sin títulos son milenios para una divisa con tanta
tradición y recursos económicos, y este pareciera un año propicio para cesar el
ayuno, dada la presencia de la mayoría de sus bigleaguers en la presente contienda. “Para nosotros es importante conseguir un pitcher de la categoría de
Zambrano, que refuerza nuestro pitcheo para la postemporada”, acotó Roberto
Ferrari, ejecutivo del Magallanes. El grandeliga, si bien se ha desinflado en
las mayores (terminó 2012 en el bullpen de los Marlins de Miami), conserva
una recta sobre las 92 millas por hora y un extenso repertorio con capacidad
para lastimar en la LVBP.
Aquí sigue siendo un pitcher sobre la media y cuenta 31 años de edad, de
manera que todavía le quedan millas de vuelo. “El plan con Zambrano es que se una al
equipo a finales de noviembre o a más tardar durante la primera semana de
diciembre”, acotó Ferrari. “Será
abridor y se mantendrá con Magallanes hasta donde lleguemos. No hay ningún tipo
de limitaciones”. “Y formalmente
no puede haberlas, ya que es agente libre”, agregó un allegado al jugador. “Él le va echar piernas con
Magallanes no solamente porque quiere jugar allá, sino porque desea prepararse
para el Clásico Mundial y además mostrarse ante los equipos de Grandes Ligas,
ya que no tiene contrato. Quienes dudan del compromiso de Carlos con Magallanes
se equivocan”.
¿Qué obtiene Caribes? Chávez puede ser un revitalizante de
efecto inmediato para su ofensiva,
que está en el esterero y amaneció última de la fila en average colectivo (.257) y porcentaje de embasado (.323), penúltima
en slugging (.354), y
quinta en anotadas (136 en 32 batallas). El toletero derecho, es verdad, viene de una colecta decepcionante
en AA con los Marineros de Seattle (.232 de AVE, 8 jonrones, 26 empujadas, .386
de SLG), lo que ocasionó que los Marineros lo sacaran del roster de 40. Pero llegó a tronar 30 jonrones en clase A. Y eso fue en 2010, no en el medioevo. El patrullero
atribuye sus bajos números de 2012 a una fractura en una mano que le quitó
ritmo. “Lo único que él tiene que
hacer para convertirse en un jugador de Grandes Ligas es batear del medio hacia
la derecha”, comentó Rafael
Moncada, el scout que lo firmó inicialmente
para los Azulejos de Toronto. “En la liga hay pocos jardineros con más talento
que él, pero Johermyn como que no
lo sabe”. Carlos Ríos opina que un hombre con sus
características debe ver potenciada su fuerza con el madero en un estadio como
el Alfonso “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz. “Necesitamos un bate de poder
en el lineup”, comentó Ríos. Chávez ingresó hoy al roster de 34 del mánager Alfredo Pedrique.
Malavé produjo poco con el madero en su primera campaña como
profesional (.229 de promedio, sin cuadrangulares en 227 turnos con la filial de los
Cachorros de Chicago en la Dominican Summer League), pero es un artillero
ambidiestro con un talento que vale millones. “También puede jugar primera”,
aporta Ríos. Malavé no actuará este año con Caribes, pero aspira a hacerlo en
la 2012-2013.
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