Carlos Valmore Rodríguez
“Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea y
pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el
siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal
empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia”
Extracto del
Juramento Hipocrático
Ron Taylor fue bigleaguer por once temporadas. Se retiró en
1972, aunque tiempo después volvió a las mayores con nuevo uniforme: bata,
estetoscopio, equipo de otorrino. Se fue lanzador, volvió médico de los Azulejos de Toronto.
Andrew Baldwin, escopetero de Caribes de Anzoátegui, quiere
verse en ese espejo.
El diestro, Pitcher del Año de la Liga Venezolana de Beisbol
Profesional en su apartado 2010-2011, se someterá a un examen final mañana en
la paralela. Si arroja la bola a más de ochenta millas entrará
al roster de 34 la semana que viene para completar lo que vino a hacer este
año: ayudar a la tribu a ganar. Si la pistola sigue marcando menos de 80 se acabará Baldwin, el
tirador, y nacerá el doctor Baldwin, especialista en medicina deportiva.
Escolapio será su divisa y sus reglas las de Hipócrates.
La vocación de curar le viene de familia. Su madre es
pediatra. Un tío también es facultativo. Fue buen estudiante y sacó un
“bachelor” (especie de TSU) en medicina. Lleva once años ahorrando su sueldo en
las menores y el Caribe. Tiene la inclinación, la disciplina, las notas y el
dinero. “Siempre me ha gustado esa profesión. Estoy familiarizado con la
carrera por mi mamá”, afirma el derecho que, en vez de ponches, recetará
analgésicos. “Mi sueño era el beisbol, llegar a las Grandes Ligas, pero ya que
no se pudo lo de las mayores quiero ser médico”, dice sereno el todavía monticulista
en ejercicio. “Sé que es una carrera costosa y difícil, pero creo que puedo
hacerlo. Mi plan es estudiar en la Universidad de Washington”.
“Todos estos años jugando beisbol me han servido de mucho”,
apunta Baldwin. “Sé bastante sobre lesiones, porque las ha sufrido (casi no ha
podido lanzar en la contienda 2012-2013 de la LVBP a causa de fatiga en el
hombro y desgaste en el manguito rotador). Siempre le pregunto cosas al doctor
Mata Mata (traumatólogo de Caribes). Quiero especializarme en el área de las
lesiones deportivas, hombro,
rodillas”.
Mata Mata, que ha atendido las dolencias de Baldwin, le ve talento
para pasar de paciente a colega. “No solamente tiene las calificaciones para
ser admitido en las escuelas de medicina, sino también ese Bachelor de tres
años”, menciona el especialista. “Posee conocimientos de biomecánica y conoce
los términos, los entiende con facilidad. Y está actualizado, muy bien
informado sobre sus problemas físicos. Cuando le aplico un tratamiento, él va y
lo busca en Internet, investiga. Me pregunta las técnicas que aplico. Siempre hablamos de eso.
Al parecer él viene pensando en dar el paso desde hace tiempo, pero fue este
año cuando se me acercó. Como no ha estado casi en el roster, disponemos de
bastante tiempo para conversar sobre el asunto. Puede hacer medicina deportiva,
incluso la quirúrgica. Todas las grandes organizaciones deportivas del mundo,
en cualquier disciplina, exigen que sus médicos tengan esa especialidad”.
El principal consejo de Mata Mata para su pupilo es que se
decida ya. “Él todavía está a tiempo para comenzar” (acaba de cumplir 30 años).
Pero lo que siempre le digo es que no lo demore mucho”, le recomendó el doctor.
“Si en verdad va a retirarse, que comience los estudios de inmediato. Que no se
aguante dos o tres años más. Es lo que se sugiere a los médicos que quieren
hacer postgrado: que no dejen pasar más de un año entre su graduación y el
inicio de la especialización”.
Baldwin dejará el beisbol sin amargura. “Ha sido lo mejor de
mi vida”, apunta el estadounidense, que pasó casi una década en las filiales de
los Filis de Filadelfia, los Marineros de Seattle y los Mellizos de Minnesota
antes de hacer un vuelo rasante por la liga mexicana de verano. “He pasado
excelentes momentos, he conocido a grandes peloteros y tuve la oportunidad de
jugar en esta excelente liga que es la venezolana, con sus magníficos
fanáticos, que apoyan a uno todo el tiempo. Ha sido un gusto jugar con Caribes, me han tratado muy bien.
Pero ya es tiempo de dedicarme a otra cosa, y eso es la medicina. Yo me siento
más fuerte, ya no siento dolor. Espero poder recuperarme para terminar mi
carrera lanzando con Caribes”.
Día clave
Anzoátegui no pierde la esperanza de que Andrew Baldwin se
recupere del todo y pueda contribuir a la causa en el round robin. “Hemos
esperado bastante por él, y es lo menos que podíamos hacer tomando en cuenta lo
que Baldwin le ha dado al equipo”, indicó ayer Samuel Moscatel, gerente general
de la divisa. “El mánager Alfredo Pedrique preguntaba en estos días: ¿pero tan
bueno es? Le recordaba que hace justo un año tuvo una extraordinaria labor de
siete entradas, como solía hacerlo. Lamentablemente los 500 innings que ha
lanzado en los últimos dos años le pasaron factura y el brazo se le agotó. Eso suele suceder. En un momento llegó a
tocar las noventa millas por hora, luego hacía el trabajo con una recta a 84-85
millas, pero ahora le cuesta llegar a ochenta. Por eso este viernes, en la liga
paralela, tendrá una prueba de fuego. Si logra pasar de las ochenta millas, lo
meteremos en el roster, con el deseo de que nos ayude en el round robin. Eso sería fabuloso. Su contribución
sería muy importante. De lo contrario, lamentablemente no podremos seguir
esperando. Para nosotros será un orgullo si se retira del beisbol con nosotros
y estoy seguro de que le irá bien en cualquier cosa que haga”.
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